NEUROLUDOMÚSICA las competencias específicas de escuchar, cantar, bailar y tocar
Planteamiento
La música es la matemática del sentimiento, la arquitectura de la personalidad, la pintura del color de las emociones, la más universal de las literaturas y la única de las artes capaz de esculpir en el tiempo y lograr el milagro de que partituras escritas hace muchos años suenen como si acabaran de ser compuestas exclusivamente para nosotros. Es capaz de acercar a los pueblos como pocas cosas, hasta el punto de que donde no hay música nunca podrá haber libertad.
El hecho de sonar todos a la vez, exige un compromiso sonoro adicional: mi afinación afina o desafina al conjunto, en el tutti coral o instrumental vivimos continuamente una interdependencia sonora que cada uno puede embellecer o ensuciar. Es por ello que la música cumple una nítida función de vinculación social y emocional. Y conocemos su base neuroquímica: tocar, cantar y bailar en grupo libera oxitocina, la hormona inductora de confianza y complicidad. Musiquear nos hace sentir la fortaleza del número y amplifica el sonido individual en un todo sonoro del que uno se siente parte. El área de música y danza deviene así en una escuela de trabajo en equipo, de colaboración entre iguales interpensando sonora y coreográficamente en un clima de escucha mutua, admiración y disfrute.
Porque ¿Qué es eso de que les damos música, o danza? Aquí nadie imparte nada, en todo caso com-parte, porque desde el cuarto mes de embarazo nacemos con preinstalación de hilo musical e hilo coreo-gráfico. Los profesores y profesoras más bien sonsacamos, recibimos, porque tenemos en clase músicos y bailarines de nacimiento, por cierto, con muchas horas de vuelo antes de conocernos. Está en su ADN escuchar, cantar, tocar y bailar como rasgos que revelan su identidad sonora, motriz y gestual. Quizás, preocupados en extremo del código, olvidamos la esencia: que la gente genere ideas artísticas y sepa improvisar(se).